martes, 8 de enero de 2008

Como obtener el mayor beneficio con nuestro voto

Existe un 99,9 % de posibilidades de que el vencedor de las elecciones de marzo sea el PP o el PSOE. No es una predicción arriesgada ni aventurada. El resto de las alternativas son los partidos nacionalistas, que, evidentemente, no van a superar a ninguno de los dos grandes partidos en votos porque apenas nadie, fuera de su región de origen, va a votar a un partido catalanista, vasco, gallego o andalucista. Las alternativa a los dos grandes son el UPyD de Rosa Diez y la variopinta Izquierda Unida. Posiblemente obtendrán varios escaños, pero es raro que, tras las próximas elecciones, puedan aspirar a más que ofrecer sus diputados para que forme gobierno uno de los dos grandes, a cambio de recibir algún ministerio o ciertas concesiones a las propuestas de su programa electoral. Además, hay unos cuantos partidos pequeños más de ámbito nacional, pero difícilmente conseguirán representación parlamentaria.

Así, podemos decir que, desde el año 82, sólo hay dos partidos en España que pueden llegar al gobierno. En una dictadura de partido, como la china, existe un único partido político, que elige y pone en el poder a su candidato. Este candidato puede llegar a la cima de su partido por méritos propios, al haber hecho muy bien las labores que le encomendó el partido. También puede llegar porque sabe hacer la pelota con eficacia a quien corresponde en cada momento. Además de ese progreso en base a los méritos o el peloteo, hay elecciones, en el seno del partido, que deben ganarse para poder llegar a la cima. De esa forma, el Partido Comunista Chino, o el soviético cuando aún existía la URSS, funcionaban de forma similar a la de los partidos de cualquier país democrático. En el PP, en el PSOE o en cualquier partido de otro país desarrollado, los candidatos a presidente han llegado a serlo haciendo méritos, haciendo la pelota y consiguiendo ganar elecciones convocadas entre los miembros del partido. Un partido político se comporta de la misma forma, ya sea en China, en España, en Estados Unidos o en la antigua URSS. El comportamiento de los partidos no depende del sistema político en el que actuan, da igual que sea democrático o dictatorial.

La únida diferencia entre una dictadura y una democracia es que en la dictadura, el que llega a líder del partido es también presidente del gobierno, mientras que en una democracia, sólo es candidato a la presidencia. Pero, cómo en la mayoría de los países democráticos sólo hay dos partidos, podríamos decir que el líder del partido tiene un 50% de posibilidades de ser presidente. Así, una democracia se diferencia de una dictadura en que, en la primera, un ciudadano puede elegir entre dos candidatos a la presidencia, mientras que en la segunda puede elegir entre uno sólo. El parlamentarismo bipartidista que tenemos recibe el nombre de democracia, aunque también podría recibir el de dictadura alternada.

Así, China podría transformarse en una demoracia, sin dejar de ser comunista, haciendo sólo dos cosas:

Desdoblando el partido comunista actual en dos partidos: Partido Comunista A y Partido Comunista B. Se convocan elecciones cada 4 años y el pueblo elige cual de los partidos comunistas ocupa el poder.

Permitiendo que los medios de comunicación digan lo que quieran, hagan chistes sobre los políticos y que cualquiera pueda opinar libremente sin ir a la cárcel o sufrir represalia alguna.



Y con estos dos sencillos cambios, ya no poría alegarse que China no es democrática. Alguien podría decir que ambos partidos son comunistas, y sería difícil que dejaran de serlo. Pero los dos partidos principales estadounidenses, o los dos partidos españoles, son capitalistas, y tampoco puden dejar de serlo, porque la constitución defiende ciertos puntos de vista que son inmutables para el partido que gobierne. Por otra parte, lo de permitir bromas y críticas, no hace demasiado daño. En los paises occidentales se permiten libremente, y la experiencia ha demostrado que esas burlas no impiden que el poder siga estando en manos de los mismos. ¿Cuantas veces, en la historia de Estados Unidos ha ganado las elecciones un partido diferente al Demócrata o el Republicano? Teóricamente sería posible, pero en la práctica no suele darse, por lo que tal vez esa posibilidad no exista realmente, a pesar de las libertades que se predican a bombo y platillo.

UpyD, el nuevo partido de Rosa Diez, al tratar de surgir de la nada para ocupar un lugar entre los otros, se ha dado cuenta de que necesita hacer una campaña electoral para conseguir votos, y eso cuesta dinero, que, claro está, deben pedir prestado. Los bancos a los que han acudido no se lo han prestado, así que les va a costar despegar más de lo que pensaban. Han ideado un ingenioso sistema de bonos personales, donde particulares les prestan dinero, que el partido devolverá con los ingresos obtenidos cuando obtengan representación parlamentaria. Pero, ¿y si no la obtienen? Probablmente, los simpatizantes que hayan comprado uno de esos bonos (de 200, 500 o 1000 euros) no recuperarían nada de su inversión. Dar un voto es gratis, pero dar dinero sabiendo que sólo se recuperará si el partido obtiene un buen resultado es bastante más arriesgado. ¿Estarán los españoles dispuestos a arriesgar su dinero para conseguir que el nuevo partido pueda contribuir a que el país vaya mejor? Pero, ¿realmente irá el país mejor si ese partido obtiene unos pocos escaños que si no obtiene ninguno? Tal vez, ni siquiera pueda dar apoyo al partido que gane, y quede relegado a un pequeño partido de opsición, cuyo paso por el Parlamento apenas se habrá hecno notar. Por otra parte ¿un partido liderado por políticos que ya llevan años viviendo de la política, podrá mejorar el panorama nacional?¿No tenderán a imitar las ineficientes estructuras de poder que ahora rigen la política de este país?

El sistema bipartidista interesa a todos los poderes económicos y financieros. Si yo soy un empresario grande (imaginemos a Florentino Pérez, los Entrecanales, la familia del Pino, etc), sólo tengo que estar a bien con los dos partidos para garantizarme con todal seguridad el favor del partido gobernante. Para tener buenas relaciones con un partido se puede hacer lo siguiente:

• Contribuir con donaciones para la campaña electoral y los gastos del partido.

• Contratar como ejecutivo de mi empresa a un ex miembro, que aún cuente con buenas relaciones dentro del partido.

• Hacer favores personales a alguno o a varios de los dirigentes del partido. Los favores para ganarse a alguien pueden ser invitarle al fútbol o a los toros (si es a un palco mejor), hacer regalos costosos a él o a sus familiares, dar un puesto de trabajo a algún familiar, dar información privilegiada con la que se pueda obtener un beneficio seguro en alguna inversión, prometer un puesto de trabajo muy bien remunerado cuando el sobornado abandone la política o, directamente, dar un sobre con dinero.

La mayoría de los empresarios, banqueros y todos los que quieren obtener favores de los políticos hacen estas cosas y, los más inteligentes, lo hacen con miembros de los dos partidos, así se garantizan el favor de quien esté en el poder. Por supuesto, nadie da algo a cambio de nada, así que, el avispado donante, recordará su generoso favor cuando necesite algo del que manda, obteniendo así contratos, subvenciones, la vista gorda por parte de Hacienda, o lo que sea. Pero el Estado somos todos, así que, cada vez que alguien recibe un favor de un político, todos los ciudadanos perdemos.

La justicia no puede hacer mucho, porque la mayoría de los favores son indemostrables, tanto en uno como en otro sentido. Y esto ocurre en Estados Unidos, en toda Europa (en Rusia también, y de forma aún más exagerada), Japón o en cualquiera de los países democráticos del mundo. Por supuesto, en España no nos quedamos atrás, que para eso somos el país de la picaresca.

Además de los poderes financieros, hay otro tipo de poderes que extienden sus tentáculos para influir en la política. En otros países este hecho es más discreto, pero en España no lo es en absoluto. De entre las organizaciones que más tratan de influir en el poder político, podemos destacar el papel en España de la masonería y del Opus Dei.

Muchas webs afirman que Zapatero y otros cargos del PSOE son masones. Pongo algunos enlaces:

www.solidaridad.net/articulo3014_enesp.htm

cuentayrazon.blogcindario.com/2005/10/00054-rodriguez-zapatero-el-ason.html

www.periodistadigital.com/religion/object.php?o=194259

Otras sugieren una marcada relación entre el PP y el Opus Dei:

www.opuslibros.org/prensa/vidal_olmedo.htm

idd00939.eresmas.net/pp/es_opus.htm

www.losgenoveses.net/Opinion/Los%20dossieres/opusdeilegionarios.html

No sé si las fuentes son del todo fiables, pero, dice un refrán que cuando el río suena, agua lleva, así que algo habrá de cierto.

No considero que la masonería ni el Opus sean organizaciones malas para la sociedad. Los masones, a pesar de que siempre han recibido acusaciones de ser una organización secreta que persigue alcanzar el poder mundial, han hecho grandes cosas por la humanidad, fomentando la democracia, la igualdad y el bien público de muchas formas diferentes. El Opus, por su parte, a pesar de su marcado carácter religioso y de cierta mala fama, vuelca muchos esfuerzos en hacer que la sociedad progrese, fomentando el trabajo bien hecho entre sus miembros y la educación de calidad en escuelas y universidades que han alcanzado un prestigio internacional, como el IESE.

Lo grave no es que la masonería y el Opus hayan hecho suyos los dos grandes partidos españoles, y que los poderes financieros obtengan lo que desean, mande PP o PSOE. Lo grave es que lo hacen de forma oculta. Están engañando a los ciudadanos, y eso no es honesto.

Por otra parte, las diferencias entre uno y otro partido cada vez son más pequeñas. La política, bastante oprimida por los que influyen en ella, no da mucho de sí, y cada uno procura diferenciarse del otro prometiendo lo que se le ocurre. Los partidos han perdido casi por completo su ideología original. No está nada claro que los socialistas favorezcan más a los trabajadores y los populares a los empresarios, al contrario, el PSOE ha favorecido a los empresarios de muchas formas diferentes y el PP ha hecho lo mismo con los trabajadores. Es como si cada uno no se atreviera a favorecer demasiado a los que debería, y es el otro quien los favorece, para ganar nuevos adeptos entre los votantes del otro partido.

Si las políticas son casi iguales, los ciudadanos no notaremos diferencia manden unos u otros. Sólo notaremos cambios si los que mandan se esfuerzan más en hacer mejor las cosas.

Y ¿cómo conseguir que la clase política se esfuerce más? Hay una forma muy sencilla.

La forma de hacer que la clase política se vuelque en hacer bien su trabajo es que el pueblo demuestre que no está conforme con tanta ineficiencia y tanto debate carente de contenido, es decir, que está harto de la pobre clase política que hemos visto en los últimos años, y que quiere que el Estado cambie su forma de actuar, para servir a todos en vez de favorecer a los que consiguen estar bien relacionados entre las clases gobernantes.

Y, para demostrar que estamos hartos, lo que debemos hacer es no votar. Una baja participación es todo un castigo para los partidos políticos y una forma de hacer ver a unos y a otros que queremos más eficiencia y menos debates vacíos. Por eso, el ciudadano qeu busque su propio beneficio y no tenga relación con ninguno de los partidos, debería quedarse en su casa el 9 de marzo, ya que, no sólo ahorrará tiempo, haciendo que su domingo sea más largo, sino que hará un bien a toda la socidad, mostrando que no le interesa la palabrería y que lo único que desea de los políticos es que hagan bien su trabajo. Incluso se podría hacer campaña entre familiares y conocidos, invitando a todos a que no vayan a votar. Si el 75% de los españoles no acudiésemos a votar, daríamos todo un escarmiento a aquellos que gestinan lo recaudado con nuestros impuestos. El efecto sólo podría ser uno: ganase quien ganase, la política pasaría a tomarse más serio, y el país se gestionaría mejor en los próximos años.

Por eso, el ciudadano que optimiza sus decisiones, debería no ir a votar: no le va a costar dinero, ahorará entre media y una hora de su tiempo y hará lo mejor que puede hacer para lograr una buena gestión de este país.

1 comentario:

Rivara y Asoc dijo...

Recien leo tus articulos, soy de argentina y comparto tus pensamientos, es más, lo tuyo es global, no es solo para España,lamento que este blog no sea conocido y tenga ya tanto tiempo